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La masa muscular altamente desarrollada se ha pragmatizado tradicionalmente con la estética corporal y con el rendimiento deportivo. Las investigaciones realizadas en los últimos años han evidenciado que el potencial del músculo llega mucho más lejos de fines puramente estéticos o deportivos. El entrenamiento de fuerza y la ganancia de masa muscular se han convertido en lo que podríamos denominar “la clave de la salud eterna”
Así, el incremento de la masa muscular, la denominada Hipertrofia muscular, se ha convertido en el objetivo deseado por aquellos que quieren dar mejor vida a sus años. El efecto contrario sería la Sarcopenia, la pérdida de masa muscular. Empezamos hablando de ella.
Se ha definido la sarcopenia como una enfermedad progresiva y generalizada del músculo esquelético, caracterizada por una disminución de la masa, fuerza y función muscular asociada al proceso de envejecimiento que impacta negativamente la funcionalidad y la salud del adulto mayor (Fundación Española de Reumatología).
Las personas con poca masa muscular se caracterizan por tener debilidad, cansancio o fatiga, falta de energía, problemas de equilibrio y dificultades para caminar y mantenerse de pie.
El propio proceso de envejecimiento conlleva una pérdida muscular. Se estima que a partir de los 40 años, la pérdida de masa muscular es de 8% cada 10 años; y a partir de los 70 años, de 15% cada 10 años. Pero además del proceso de envejecimiento, hay otros factores asociados que pueden contribuir al avance de la masa muscular independientemente de la edad. La inactividad física es uno de estos factores. Así, la falta de estímulo muscular debido a un estilo de vida sedentario o por un parón en la actividad física debido a una enfermedad, discapacidad o incluso a una hospitalización. Piensa qué sucede a los músculos cuando se escayola una articulación.
Además de la inactividad, otras causas que pueden contribuir al desarrollo de la sarcopenia son patologías endocrinas como la resistencia a insulina, enfermedades crónicas, sobre todo si están asociadas a procesos inflamatorios, cáncer, y alteraciones en el estado nutricional (Fundación Española de Reumatología).
Es por este motivo que la medición de la fuerza y la masa muscular se han convertido en excelentes predictores de la longevidad y de la calidad de vida.
Como dato de referencia, la masa muscular debería representar entre un 45 y un 55% de la masa total de un individuo. Cifras en torno a un 20-25% son preocupantes.
Así pues, el ejercicio físico, y más concretamente el entrenamiento de fuerza se ha convertido en el estímulo necesario para luchar contra dicho deterioro muscular, la pérdida de funcionalidad y prevenir contra muchas enfermedades.
Podemos ganar fuerza por diferentes vías, neurológica y metabólica. La fuerza neurológica nos aporta más fuerza gracias a que el sistema nervioso se vuelve más afectivo en la estimulación muscular, se trata de una vía más rápida de ganancia de fuerza, muy interesante, aunque no lleva implícita la ganancia de masa muscular. Por otro lado, la vía metabólica es más lenta, pero trae consigo la deseada ganancia muscular. Así pues, un óptimo programa de entrenamiento debe combinar ambas metodologías a lo largo del tiempo.
Por ello, si tenemos que recomendarte qué puedes hacer para invertir en tu salud, tanto a corto como a largo plazo, ENTRENA LA FUERZA.
En NEOGYM tenemos un sistema de trabajo por el que trabajamos la fuerza, no sólo desde el punto de vista cuantitativo, si no además desde una perspectiva cualitativa que se traduce en una mejor funcionalidad corporal.
Si quieres que te expliquemos cómo podemos ayudarte en tu proceso de mejora hacia “la salud eterna” puedes consultarnos ahora mismo.
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